Descendiente de familia aristocrática, nunca redró, podría decirse que le agradó enfrentarse a la vida cómoda, rutinaria podíamos decir. Ella, en defensa siempre de los deprimidos, particularmente de la mujer, tan menospreciada entonces.
Con una gran cultura, catedrática de literatura en la Universidad de Madrid, en tiempos tan difíciles, ya el año 1916 publicó su primer libro en verso, “Jaime”, pasando posteriormente a la novela, con esa obra tan importante, “Los pazos de Ulloa”, donde se atreve nada menos que con los conflictos sociales, ambientes opresivos de aquella época. Obras también importantes, “La madre naturaleza”, “Doña Milagros”, y, sobre todo, “La piedra angular”…
En el breve volumen, “La resucitada y otros relatos”, se puede apreciar tanto la fortaleza moral como cultural en pos de los desheredados, de los oprimidos, tres cuestiones tan importantes como intocables en aquella época, la religión, el miedo al más allá, esas malditas apariciones que a no pocos de nosotros nos perturbó cuando los cirios encendidos, el clamor de los deudos llorando sin consuelo. La religión, la falsa religión por encima de todo, a la que ella se aferró siempre, desde su juventud, con cultura y valentía, sufriendo no pocas veces el discurrir de una falsa sociedad impuesta desde arriba, de los que gobernaban, cuyo único esfuerzo consistía en que nada cambiase para que todo siguiese igual.
Uno de los prologuistas de su obra escribe: “Esta niña grave y graciosa, sentimental, sensible y sensitiva, que huye de los juegos infantiles para protagonizar imaginariamente el tema seductor de cada libro que cae en sus manos, tiene por nombre Emilia, nacida en La Coruña el 16-9-1851″.
He ahí su mejor definición: Una niña de excepción. De ahí que se le haya considerado entre los mejores novelistas: Galdós, Pereda, Palacio Valdés, así como con los extranjeros Bourget, Maupasant, Gorki…, de su época, claro.
Su obra, tan extensa, es difícil de comentar, pues son cientos los títulos, poemas, artículos, novelas.
Una autora, una obra en fin, para leer siempre. Y para pensar.
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