por María Neder
Un editor de Zaragoza, Oscar Sipán, acaba de reeditar en España el relato del escritor argentino Daniel Moyano que cuenta la fundación mítica de la ciudad de La Rioja en el año 1591, El trino del diablo, originalmente publicado en 1974 con un prólogo de Augusto Roa Bastos. Para esta reedición con el sello Tropo Editores, Sipán acompañó esta novela de Moyano con un texto que Mario Benedetti escribió en el diario español El País en 1992, a pocos días de la muerte de Moyano en Madrid, donde vivía exilado desde 1976. "Para sobrevivir -llegó a España con su esposa y dos hijos- ejerció de plomero, buscó tiempos y espacios para ir escribiendo su Libro de navíos y borrascas, novela suscitada por la represión y el exilio. Solo en los últimos tiempos consiguió un trabajo que armonizaba con su vocación cardinal: la Universidad de Oviedo lo llamó para que dictara cursos de narrativa y estaba tan contento con ese gesto como si le hubieran regalado un Stradivarius", decía Benedetti en El País. Admirado por Gelman, Cortázar y Rulfo, "merece la reedición de todas sus obras, es tremendamente injusto que los textos de un autor de la categoría de Moyano no puedan conseguirse en España", opina Sipán.
Un editor de Zaragoza, Oscar Sipán, acaba de reeditar en España el relato del escritor argentino Daniel Moyano que cuenta la fundación mítica de la ciudad de La Rioja en el año 1591, El trino del diablo, originalmente publicado en 1974 con un prólogo de Augusto Roa Bastos. Para esta reedición con el sello Tropo Editores, Sipán acompañó esta novela de Moyano con un texto que Mario Benedetti escribió en el diario español El País en 1992, a pocos días de la muerte de Moyano en Madrid, donde vivía exilado desde 1976. "Para sobrevivir -llegó a España con su esposa y dos hijos- ejerció de plomero, buscó tiempos y espacios para ir escribiendo su Libro de navíos y borrascas, novela suscitada por la represión y el exilio. Solo en los últimos tiempos consiguió un trabajo que armonizaba con su vocación cardinal: la Universidad de Oviedo lo llamó para que dictara cursos de narrativa y estaba tan contento con ese gesto como si le hubieran regalado un Stradivarius", decía Benedetti en El País. Admirado por Gelman, Cortázar y Rulfo, "merece la reedición de todas sus obras, es tremendamente injusto que los textos de un autor de la categoría de Moyano no puedan conseguirse en España", opina Sipán.
La reedición de El trino del diablo está acompañada por otros seis cuentos de Moyano -entre ellos, Tía Lila, Desde los parques, o el relato con el que ganó el Premio Juan Rulfo en 1985, El halcón verde y la flauta maravillosa- que confirman su cosmovisión y fuerza lírica. Músico y escritor a la vez, en Moyano se unen la música como salvación -la musicalidad de su prosa- y la literatura: "Moyano no propaga doctrina, no teoriza ni argumenta, simplemente narra", decía José Bianco. "Estamos ante un realismo profundo a fuerza de ser objetivo", decía Roa Bastos.
De chico, Moyano jugaba con Ernesto Guevara en el pueblo cordobés de Alta Gracia, ambos robaban frutas del huerto de un músico español exilado, Manuel de Falla. Desde 1959 en La Rioja trabajó como periodista -durante muchos años fue allí el corresponsal de Clarín- y a la vez, docente en el Conservatorio Provincial de Música, era violinista en el Cuarteto de Cuerdas de esa institución.
En 1968 con El oscuro, editada por Sudamericana, ganó el Premio de Novela de la revista Primera Plana: los jurados eran García Márquez, Roa Bastos y Marechal. La dictadura militar de 1976 lo secuestró durante una semana, sufrió torturas y simulacros de fusilamiento -hechos que lo marcaron de por vida- y debió ocultar la primera versión de El vuelo del tigre, reeditada en Madrid en 1981. Amigo de Haroldo Conti y Antonio Di Benedetto, el hecho es que Moyano siempre se consideró "un autor del interior", más cercano espiritualmente a Rulfo y Onetti que a Borges. El escritor Mario Paoletti decía que el encuadre simbólico de Moyano "nos remite a las mejores páginas de otros maestros, como Franz Kafka y Cesare Pavese".
"Al cuento hay que tocarlo en un buen violín y bien tocado" decía Moyano a sus alumnos de taller literario en Cádiz. La música como salvación: esto se ve claramente en El trino del diablo cuando, en la fundación inicial de La Rioja, dos mil indios armados con flechas envenenadas oyen el Kyrie en el violín de Francisco Solano. Conmovidos por la música, los indios desisten y no llevan adelante su ataque. El protagonista del relato, Triclinio, es un violinista que -entre La Rioja y una villa miseria porteña- simboliza la pureza en un país desangrado por la violencia, la locura y la barbarie dictatorial.
En 1997 en la iglesia Passionkirche de Berlín se estrenó una versión musical de El trino de diablo, obra del guitarrista italiano Carlo Domeniconi, colega y amigo de Ricardo Moyano, hijo del narrador. La obra musical, una estructura operística pensada para instrumentos de cuerdas, piano y percusión, luego fue interpretada en 1998 en el Philharmonic Hall de Berlín. "No me gusta fotocopiar la realidad, no me considero un escritor realista, no describo las cosas tal como suceden", decía Moyano. Traducido al inglés y al francés, ya era tiempo de que el mundo mágico de Daniel Moyano regresara a las librerías.
1 comentario:
Este Sipán cada día me sorprende más ... estoy muy interesado en los sucesos de ese año precisamente, así que puede contar con un lector.
Un saludo a la Asoociación que creo que hace una buena labor.
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