(Sin la letra A)
Es muy difícil escribir sin uno de estos signos escritos como título. Doy fe de ello, me costó mucho y eso que son textos pequeñitos, sobre todo este primero.¡Uf! qué horror. ¿Quién me metió en esto? No lo sé ...
(Sin la letra E)
Cuando abrió los ojos llovía. Giró la vista a un lado. Al fondo, los álamos, difusos, formaban una cortina tupida y oscura. Al otro lado, por la colina, un pastor bajaba rápido portando una mínima carga: un cabritillo al hombro, unas cuantas piñas y maduras y jugosas moras. Miró hacia arriba y sólo vio, muy alto, un panorama gris. Gris oscuro y aún llorando.
(Sin la letra I)
No supe negarme. ¿Por temor a ofenderle? ¿Por no saber qué hacer en ese momento? ¿Por qué, en el fondo, lo estaba yo deseando?
No supe negarme: me besó. Levemente, con ternura, con respeto, me besó.
Lo extraño es que no me pesa. En absoluto. En el caso de que vuelva a suceder me temo que tampoco sabré negarme. No. No sabré.
(Sin la letra O)
Fíjate bien. ¿Ves aquella cigüeña? Está a la espera de su pareja desde las tres de la tarde. Vendrá y traerá abundante pitanza para sus crías. Mientras la reparte, la cigüeña que esperaba partirá a su vez para traer más semillas, frutas, ramitas tiernas.
Y una y mil veces, la pareja de cigüeñas se turnará para alimentar a su familia hasta que caiga la tarde y, allá arriba, se mezcle el azul y el malva, el púrpura y el naranja, el siena y el gris ...
Y así, las cigüeñas y sus cigüeñitas descansarán hasta el día siguiente, y la tierra, húmeda, exhalará su perfume.
(Sin la letra U)
¿A dónde vas, chico? ¿A dónde vas, chica? ... Enfrentaos con calma, sin prisas, despacio. Comparad las ideas, los pensamientos, los sentimientos de ambos. Veréis cómo no hay tanta diferencia entre ellos. No son los mismos, eso no, claro está. Pero sí son parecidos. Yo diría bastante parecidos. ¿No habéis sentido los dos, alternando, pena y alegría, esperanza y decepción, soberbia enorme y modestia exagerada? ¿No habéis estado enamorados, al menos dos o tres veces, cada primavera?
Vamos, dos la mano. No pelearos. Se acabaron las riñas...
¿No os veis como fotocopia exacta del otro? Haya paz.
Es muy difícil escribir sin uno de estos signos escritos como título. Doy fe de ello, me costó mucho y eso que son textos pequeñitos, sobre todo este primero.¡Uf! qué horror. ¿Quién me metió en esto? No lo sé ...
(Sin la letra E)
Cuando abrió los ojos llovía. Giró la vista a un lado. Al fondo, los álamos, difusos, formaban una cortina tupida y oscura. Al otro lado, por la colina, un pastor bajaba rápido portando una mínima carga: un cabritillo al hombro, unas cuantas piñas y maduras y jugosas moras. Miró hacia arriba y sólo vio, muy alto, un panorama gris. Gris oscuro y aún llorando.
(Sin la letra I)
No supe negarme. ¿Por temor a ofenderle? ¿Por no saber qué hacer en ese momento? ¿Por qué, en el fondo, lo estaba yo deseando?
No supe negarme: me besó. Levemente, con ternura, con respeto, me besó.
Lo extraño es que no me pesa. En absoluto. En el caso de que vuelva a suceder me temo que tampoco sabré negarme. No. No sabré.
(Sin la letra O)
Fíjate bien. ¿Ves aquella cigüeña? Está a la espera de su pareja desde las tres de la tarde. Vendrá y traerá abundante pitanza para sus crías. Mientras la reparte, la cigüeña que esperaba partirá a su vez para traer más semillas, frutas, ramitas tiernas.
Y una y mil veces, la pareja de cigüeñas se turnará para alimentar a su familia hasta que caiga la tarde y, allá arriba, se mezcle el azul y el malva, el púrpura y el naranja, el siena y el gris ...
Y así, las cigüeñas y sus cigüeñitas descansarán hasta el día siguiente, y la tierra, húmeda, exhalará su perfume.
(Sin la letra U)
¿A dónde vas, chico? ¿A dónde vas, chica? ... Enfrentaos con calma, sin prisas, despacio. Comparad las ideas, los pensamientos, los sentimientos de ambos. Veréis cómo no hay tanta diferencia entre ellos. No son los mismos, eso no, claro está. Pero sí son parecidos. Yo diría bastante parecidos. ¿No habéis sentido los dos, alternando, pena y alegría, esperanza y decepción, soberbia enorme y modestia exagerada? ¿No habéis estado enamorados, al menos dos o tres veces, cada primavera?
Vamos, dos la mano. No pelearos. Se acabaron las riñas...
¿No os veis como fotocopia exacta del otro? Haya paz.
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